En el Ecuador, el transporte de crudo y sus derivados se ha visto afectado, considerablemente, durante los últimos 35 años por una permanente actividad contra los oleoductos e instalaciones petroleras. Desde 1972, compañías internacionales en colaboración con Petroecuador, han extraído millones de barriles de petróleo de la Amazonía ecuatoriana. Durante este proceso, se calcula que se han derramado en el medioambiente millones de galones de sustancias tóxicas, gas y petróleo (Restrepo, 2002).
Cuando existe un derrame petrolero, la empresa aseguradora asume los gastos, siempre y cuando supere los dos millones y medio de dólares; de lo contrario, la petrolera cubre los gastos. En los últimos 5 años, Petroecuador ha invertido cerca de 80 millones de dólares para tratar suelos o acuíferos contaminados, usando métodos químicos o físicos; sin embargo la biorremediación es un procedimiento económico y con soluciones amigables para el medio ambiente (Domínguez & García, 1999).
Cuando los hidrocarburos llegan al agua, la mancha generada por estos vertidos flota por diferencia de densidades impidiendo la entrada de luz y el intercambio gaseoso, dando comienzo a la solubilización de compuestos hidrosolubles y a la afección de diferentes poblaciones: la primera población afectada por un derrame es el plancton, en segundo lugar están los macroinvertebrados, y finalmente los Bentos o población de macroinvertebrados que viven en los fondos de los ríos y ciénagas (Domínguez & García, 1999).
Diferentes estudios han determinado el efecto de la contaminación con hidrocarburos en la germinación y crecimiento vegetativo de diversas especies de pastos sometidos a diferentes concentraciones de hidrocarburo, concluyendo que hay una inhibición en la germinación del trébol común y un marcado retraso en el crecimiento de todas las plantas evaluadas. La mayoría de estas sustancias tienen la propiedad de bioacumularse, es decir, que estos compuestos nocivos se depositan en los tejidos vivos y de esa manera llegan al ser humano (Domínguez y García 1999).
La explotación petrolera en el norte de la Amazonía ecuatoriana es responsable de la deforestación de 2 millones de hectáreas. Más de 650.000 barriles de crudo han sido derramados en bosques, ríos y esteros. Sustancias tóxicas, producto de la explotación petrolera, como los metales pesados provenientes de las aguas de formación, han contaminado las fuentes de agua de la región (Ruales, 2005). Varias etnias indígenas, como los Cofanes, Sionas y Secoyas, han sido afectadas hasta convertirse en minorías en peligro de desaparición (Restrepo, 2002).
Por medio de la Biorremediación se podrán recuperar varias extensiones de terrenos y acuíferos que contienen petróleo. Iniciando con estudios a nivel de laboratorio, se pueden aislar, purificar y adaptar bacterias para que consuman un mismo alimento que contenga hidrocarburos y poco a poco ir escalando a volúmenes grandes, de tal manera que el medio ambiente en un corto plazo se pueda ir saneando.
BIBLIOGRAFÍA
Restrepo, R. (2002). Derrame de hidrocarburos. Impacto en los ecosistemas tropicales. Petroproducción. Ecuador.
Domínguez, V., García, L. (1999). Potencial de la biorremediación de suelo y agua impactados por petróleo en el Oriente ecuatoriano. Petroproducción. Ecuador
Ruales, M. (2005). Selección y aislamiento de bacterias degradadoras de petróleo en el Oriente ecuatoriano. Laboratorios QMAX. Ecuador.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario